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Berta se porta muy bien. Nunca se enfada, nunca llora ni tiene rabietas. Si se pone nerviosa abre la caja del enfado y grita dentro. Lo mismo si está triste. Un día en que va al colegio vestida de rojo, un niño le dice que parece un Monstruo Glu Glu. ¿Qué es un monstruo Glu Glu?, se pregunta ella. Ese día, quizás Berta pierda el control, porque ¿será bueno guardar las emociones en cajas? Una necesaria reflexión sobre la literatura de las emociones.

Las cajas de Berta

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